martes, 17 de septiembre de 2013

1.2.5 Capitalismo

Para transcribir en el Avance Programático:

Régimen económico fundado en el predominio del capital. Sistema basado en el predominio de la empresa privada en la organización económica. Tiene su origen en un periodo mercantil precapitalista; su importancia se da en el intercambio de mercancía y la acumulación de riquezas.

La producción capitalista está destinada al cambio. Los medios de producción son propiedad de cierto sector de la sociedad: los capitalistas; el resto de los miembros de la sociedad, no posee sus propios medios de producción; trabajan como asalariados y usan los medios de producción de los capitalistas.

El trabajo es libre, se facilita el intercambio de mercancía, se propugna por la libre competencia.

Información complementaria:

La sociedad capitalista

En el orden cronológico, la historia del modo de producción capitalista abarca un periodo relativamente pequeño: 300-400 años de maduración en las entrañas de la sociedad feudal y cerca de dos siglos de desarrollo del capitalismo, que vino a afianzarse después de la revolución industrial, después del paso de la producción artesana y manufacturera a la gran industria maquinizada.

Este tránsito acompañado de una poderosa influencia, de constante ascenso, del hombre sobre la naturaleza, de una transformación cuantitativa y cualitativa del carácter de las interconexiones entre la sociedad y el medio natural. Por la creciente complejidad de dichas interconexiones y la magnitud de sus proporciones, los últimos siglos son  equiparables a los milenios precedentes en la historia de la humanidad. Esto se refiere tanto a los aspectos positivos como a los negativos del proceso de interacción entre la sociedad y el medio natural.

En efecto, multitud de nuevos tipos de recursos naturales se incorporan a la producción, se utilizan magnas fuentes de energía y cobran impetuoso desarrollo los procesos de urbanización y aprovechamiento económico de los territorios. Sobre el paisaje natural dominan ya en muchas regiones las zonas urbanizadas y las explotaciones agrícolas. Una influencia tan vigorosa del hombres sobre el medio ambiente bajo el modo de producción capitalista acarrea innúmeras y ruinosas consecuencias: profundas alteraciones en los balances naturales de materia y energía que facilitan el desarrollo de fenómenos espontáneos destructores; empleo creciente de recursos ambientales en proporciones no compensables mediante su reproducción natural. Entre los resultados negativos figura también la contaminación –cada vez más intensa- del aire, de las aguas y del suelo con los múltiples residuos de la producción industrial, los pesticidas agrícolas, los desechos domésticos que empeoran las condiciones de vida en enormes extensiones cuya magnitud crece sin cesar. Todo ello crea una amenaza ascendente a la salud no ya de los actuales seres vivientes, sino también de las futuras generaciones de habitantes de la Tierra.

En el plano histórico es esencial subrayar el nexo orgánico de la interacción entre la naturaleza y la sociedad con la marcha general del capitalismo. El nacimiento del modo capitalista de producción, el incremento de las relaciones internacionales y las conquistas coloniales efectuadas por las potencias europeas, todo ello encontró su expresión adecuada en la evolución de las conexiones entre la naturaleza y el hombre. Tuvo asimismo una importancia primordial el auge de los conocimientos científicos en la época del Renacimiento y más tarde, así como los inventos técnicos de mayor alcance.

Inicio de la revolución industrial, establecimiento de la gran industria maquinizada y desarrollo del capitalismo durante el siglo XIX hasta su transición a la fase imperialista: tal es el círculo de los acontecimientos  a los que se halla vinculada la evolución subsiguiente de las interrelaciones de la sociedad con el medio natural circundante. En esta serie de hechos tuvieron importancia singular la creación del sistema económico mundial, la desigualdad del desarrollo económico de los distintos países y sus regiones, el ahondamiento del contraste entre la ciudad y el campo, así como la explotación en constante crecimiento de los recursos naturales, especialmente en las colonias. Con el paso del capitalismo a la fase imperialista, la súbita agravación de sus contradicciones y la desigualdad de desarrollo, con la crisis general del capitalismo y su agravamiento están asimismo indisolublemente ligados al aumento de la rapacidad en el empleo de los recursos naturales y la totalidad de cuestiones de la interacción entre la sociedad capitalista y la naturaleza, que han adquirido singular agudeza en la etapa actual de la revolución científica y técnica.

Para su transcripción en el Avance Programático:

Incremento general de la interacción entre la sociedad y el medio ambiente en las condiciones del modo de producción capitalista.

Una de las consecuencias más importantes de la revolución industrial fue el brusco aumento en el empleo de los recursos naturales en general y, sobre todo, de los minerales útiles. En este sentido conserva gran interés la síntesis hecha ya en 1916 por V.I. Vernadski, quien analiza cómo se va incrementando el número de elementos químicos utilizados en la producción en las diversas épocas históricas.

La revolución industrial y el desarrollo de la industria capitalista maquinizada condicionaron sobre todo el impetuoso crecimiento de la función de los metales. Uno de los jalones esenciales en el progreso de la siderurgia vino a ser en el siglo XIX el paso de la fundición con carbón vegetal a la fundición de coque. A partir de ese momento, a la par del mineral de hierro, el carbón de piedra pasa a ocupar un lugar principal en el aprovechamiento de los recursos naturales. El rápido crecimiento de la metalurgia, la construcción de maquinaria y la industria energética motivan a su vez la explotación intensa de los yacimientos de muchos otros minerales útiles.

Entre los cambios más característicos de esta índole figuran las transformaciones en la estructura del balance termo-energético. Como ya se indicó antes, el siglo XIX fue ante todo el siglo de la hulla, que constituía (junto con el lignito) en el balance termo-energético de 1900 casi el 70% de todo el combustible utilizado (cerca del 27% correspondía a la leña, y el resto al petróleo, al gas y a la energía hidráulica).

Para mediados del siglo XX dichas correlaciones habían cambiado substancialmente. La extracción de hulla creció en 1,5 veces, mientras que la obtención de petróleo se multiplicó por 80. Como resultado, el petróleo llegó a ocupar ya en el balance energético cerca del 30%. Creció asimismo el peso específico del gas. Estos cambios se han manifestado con mayor claridad aún en la segunda mitad de siglo.

Grandes modificaciones experimentaron la estructura de la producción metálica  y la obtención de los distintos minerales. Crece bruscamente el papel del acero de calidad y, en consonancia, los metales aleables, y en el metalurgia no ferrosa salen a primer plano los metales ligeros. La producción de aluminio aumentó en 27,5 veces en los primeros seis decenios del siglo XX, mientras que la de plomo se duplicó, ascendiendo en 4-4,5 veces  la del zinc y en 5-5,5 la del cobre.

En el proceso de su desenvolvimiento, la producción industrial capitalista fue presentando creciente demanda no sólo en cuanto a los minerales útiles, sino también en cuanto a los recursos forestales y agrícolas. El progreso técnico determinó cambios esenciales en el empleo industrial de los  bosques, aunque no modifico su tendencia general: el incremento constante en las necesidades de madera. En el siglo XX aparecen ramas industriales enteramente nuevas, vinculadas al empleo de la madera, como la fabricación de fibras artificiales y  otras. La tala de bosques, sobre todo de coníferas, abastecedoras de materia prima para la industria de celulosa y papel, adquirió grandes proporciones, especialmente en las zonas de población densa.

La agricultura se halla asimismo estrechamente vinculada al desarrollo de la producción industrial. Aumentó la demanda industrial de algodón, lino, yute, cáñamo, lana, etc., lo que dio origen a un brusco crecimiento de las ramas correspondientes de la producción agropecuaria, así como la demanda de productos alimenticios para los centros industriales en desarrollo. Y debido al rapaz empleo de los recursos agrarios en los países capitalistas industrialmente desarrollados, la erosión afectó a áreas inmensas.

Hay que subrayar, además que el rápido desarrollo del transporte hizo posible extraer materias primas minerales en vastas proporciones en zonas alejadas de la gran industria; lo mismo sucedió con los cultivos agrícolas para fines técnicos y a otros recursos necesarios a la industria de los países capitalistas desarrollados.

Contribuyó en gran manera a que la producción capitalista ampliase el área de su expansión en el medio natural la creciente utilización de los recursos naturales de los países económicamente atrasados. Históricamente, ello estuvo relacionado con la conquista de colonias y la explotación rapaz de las riquezas naturales. En la época actual se ha desintegrado el sistema colonial del imperialismo. Sin embargo, la división capitalista del trabajo y la política de neocolonialismo repercuten gravemente en la economía de los países que se han liberado del yugo colonial. A los países emergentes de Asia, Africa y América Latina corresponde más del 68% de la superficie y del 70% de la población del sistema capitalista. Pero la tasa  de dichos países en la producción capitalista mundial apenas se acerca al 9% en la industria transformadora y en la fabricación de energía eléctrica. La tasa de los países en vías de desarrollo es considerablemente mayor en la producción general de la industria extractiva y se acerca al 30%, lo que está determinado por su especialización como fuente de materias primas.

El desnivel en el desarrollo entre los Estados industriales y los países emergentes del mundo capitalista se ahonda cada vez más a causa de las formas y métodos de la política neocolonialista de las potencias imperialistas.

Los problemas del aprovechamiento de los recursos naturales de los países emergentes de acuerdo con sus intereses nacionales, al igual que los de orden socioeconómico, no tienen solución radical en el marco del capitalismo. Es, pues normal que un número cada vez mayor de estos países rechace hoy la vía capitalista de desarrollo. En los países del “tercer mundo” la defensa y el aprovechamiento de los recursos naturales adquieren carácter nacional general.

Ejercicio. Analiza estos dos videos, saca tus propias conclusiones y plásmalo por escrito en una cuartilla.





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