lunes, 4 de noviembre de 2013

2.3. Definición de Método Científico.

El método científico proviene del griego: μετά = hacia, a lo largo y οδός = camino; además del latín scientia = conocimiento: camino hacia el conocimiento.

Por proceso o "método científico" se entiende aquellas prácticas utilizadas y ratificadas por la comunidad científica como válidas a la hora de proceder con el fin de exponer y confirmar sus teorías. Las teorías científicas, destinadas a explicar de alguna manera los fenómenos que observamos, pueden apoyarse o no en experimentos que certifiquen su validez.

Francis Bacon (1561-1626) consolidó el método inductivo dando de esta manera un paso al empirismo. Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de todo conocimiento. Esta tesis fue apoyada posteriormente por los filósofos John Locke (1632-1704) y David Hume (1711-1776).

Aquí nos referimos al método científico como la representación social dominante del mismo. Esta definición se corresponde sin embargo únicamente a la visión de la ciencia denominada positivismo en su versión más primitiva.

Para ser llamado científico, un método de investigación debe basarse en la empírica y en la medición, sujeto a los principios específicos de las pruebas de razonamiento.

En su origen, el método científico es  un conjunto de reglas o axiomas que debían conducir al fin propuesto de antemano. Sócrates, Platón y Aristóteles, entre otros grandes filósofos griegos, propusieron los primeros métodos de razonamiento filosófico, matemático, lógico y técnico.


En suma, el método científico es el procedimiento intelectual o material que utiliza un sujeto para penetrar, comprender, analizar, transformar o construir un objeto de conocimiento.

Información complementaria:

La filosofía reconoce numerosos métodos, entre los que están el método por definición; demostración; dialéctico; trascendental; intuitivo, fenomenológico, semiótico, axiomático e inductivo.

Edmund Husserl  1859-1938 es el fundador de la fenomenología trascendental, que es ante todo un proyecto de renovar a la filosofía para hacer de ella una ciencia estricta y una empresa colectiva. En su libro Invitación a la fenomenología (1992), contiene el artículo de Husserl: “Fenomenología”, mismo que sirvió para la Enciclopedia Británica.

En la fenomenología trascendental, se deshace la oposición entre empirismo y racionalismo, pues en la medida en que llama a dirimir todas las cuestiones sobre la verdad última de las cosas en las experiencias evidentes que tenemos de ellas, puede considerarse una forma radical de empirismo; sin embargo, en la medida en que asume que el orden racional del mundo nace en la experiencia intencional, puede considerarse también una forma de racionalismo.

Para el filósofo austriaco Karl Popper  1902-1994 la tarea de la filosofía es desenmascarar los sinsentidos de muchas proposiciones autodenominadas científicas, a través de la aclaración del significado de las proposiciones.

Karl Popper era consciente del enorme progreso en el conocimiento científico que se experimentó en los siglos que le precedieron, en tanto que problemas como la existencia de Dios o el origen de la ley moral parecían resistirse sin remedio, puesto que no mostraban grandes avances desde la Grecia clásica. Por ello, la búsqueda de un criterio de demarcación aparece ligada a la pregunta de ¿qué propiedad distintiva del conocimiento científico ha hecho posible el avance en nuestro entendimiento de la naturaleza?

Algunos filósofos habían buscado respuesta en el inductivismo, según el cual cuando una ley física resulta repetidamente confirmada por nuestra experiencia podemos darla por cierta o, al menos, asignarle una gran probabilidad. Pero tal razonamiento, como ya fue notado por David Hume, no puede sostenerse en criterios estrictamente lógicos, puesto que éstos no permiten extraer (inducir) una ley general (universal) a partir de un conjunto finito de observaciones particulares. Popper supera la crítica de Hume abandonando por completo el inductivismo y sosteniendo que lo primero son las teorías, y que sólo a la luz de ellas nos fijamos en los hechos.

Por tanto, para Karl Popper una teoría es científica si es controlable. Esto mismo comporta que puede ser falsificada desde el punto de vista lógico, a no ser que la confrontación con la realidad muestre que no se da una de sus consecuencias.
  

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