lunes, 4 de noviembre de 2013

2.1. Definición de conocimiento.

Proceso  mediante el cual la realidad se refleja y reproduce en el pensamiento humano. Dicho proceso está condicionado por las leyes del devenir social y se halla indisolublemente unido a la actividad práctica.

Fuera de las sensaciones, el ser humano no puede saber nada acerca de la realidad. Las sensaciones proporcionan al hombre un conocimiento de las cualidades externas de las cosas, adquiere diversa información respecto a los cambios que se producen en el medio que le rodea.

Los datos de la experiencia son elaborados y generalizados por la facultad cognoscitiva del hombre, por el pensamiento verbal, abstracto y lógico, que se realiza en forma de conceptos, juicios y razonamientos. Los conceptos también aparecen en el hombre como producto de su actividad productiva social.

De esta manera, el fin del conocimiento estriba en alcanzar la verdad objetiva. En el proceso del conocimiento, el hombre adquiere saber, asimila conceptos acerca de los fenómenos reales y va comprendiendo el mundo circundante.

Dicho saber se utiliza en la actividad práctica para transformar el mundo, para subordinar la naturaleza a las necesidades del ser humano. El conocimiento y la transformación práctica de la naturaleza y de la sociedad, son dos facetas de un mismo proceso histórico, que se condicionan y se penetran recíprocamente.


El conocer mismo constituye un momento necesario de la actividad práctica de la sociedad, pues dicha actividad es propia de los seres humanos y éstos la realizan basándose en el conocimiento de las propiedades y de las funciones de objetos.

Información complementaria

A través de la historia, el conocimiento siempre ha estado presente y ha sido generado por el hombre para vencer los obstáculos que le ha planteado su evolución por este planeta. En la época que nos ha tocado vivir, el conocimiento ha adquirido una importancia fundamental debido al surgimiento de factores como las nuevas tecnologías, que han borrado las barreras geográficas y han multiplicado las formas de compartir, almacenar y recuperar el conocimiento. El saber hacer, y con ello la generación del conocimiento, se ha convertido en el principal capital de las empresas, y su adquisición y conservación es una acción estratégica para una actuación exitosa.

El conocimiento es la integración de experiencia, valores, información y saber hacer, que es la base para la incorporación continua de nuevas experiencias e información, y es útil para la acción. Para Andreu y Sieber (2000), el conocimiento se caracteriza por ser:

a) Personal, la persona lo origina y en ella reside, lo asimila como resultado de su propia experiencia (es decir, de su propio “hacer”, ya sea físico o intelectual) y lo incorpora a su acervo personal de conocimientos, estando “convencidas” de su significado e implicaciones, articulándolo como un todo organizado que da estructura y significado a sus distintas “piezas”.

b) Utilizable, se puede repetir sin que el conocimiento “se consuma” como ocurre con otros bienes físicos, permite “entender” los fenómenos que las personas perciben (cada una “a su manera”, de acuerdo precisamente con lo que su conocimiento implica en un momento determinado), y también “evaluarlos”, en el sentido de juzgar la utilidad o conveniencia de los mismos para cada una en cada momento.

c) Guía para la acción de las personas, en el sentido de tomar decisiones adecuadas en cada momento y contexto.

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